El ciclo emula a un programa de TV. Involucró a toda la familia. Todos los miércoles y los viernes propone conocer su humor con material de archivo y revivir los clásicos de la canción popular. “Me había abandonado como artista”, reconoce.
“Hacemos como en Imagen de Radio”, recuerda Carlos García el famoso programa de Juan Alberto Badía, en el que la música era la principal protagonista. Lejos de querer compararse con el conocido conductor de televisión, el cantante que hace décadas está radicado en Mar del Plata cuenta cómo nació su original “Vivo desde casa”.
Se trata de un ciclo que puede verse por su cuenta de Facebook todos los miércoles y los viernes a las 20,30 (va por Facebook live). El artista que es oriundo de Santa Fe se instala en su estudio de grabación, prende sus cámaras y durante más de una hora hace lo que mejor sabe: cantar y animar un show que terminó convirtiéndose en una propuesta familiar.
Es que su pequeña hija Nina, de cinco años, lo acompaña y ya quiere cantar alguna canción, y lo mismo hace su esposa, Noelia Sarno, una cantante lírica de esta ciudad que también tiene su participación y que se encarga de mantener viva comunicación con los seguidores. “Es una manera de estar conectados con la gente”, explica sobre este modo de mantener encendido el puente comunicacional con su audiencia.
Eso sí, antes de que arranque cada transmisión, el artista y su compañera tienen que encargarse de dormir al pequeño bebé de veinte meses que anda por la casa. Por suerte para los proyectos musicales de la familia, el niño “se duerme temprano”.
“Lo que me va a quedar después de que termine la pandemia es la vigencia, al menos seguiré estando vigente”, especula el artista, que decidió retomar el impulso creativo en estos especiales que se parecen mucho a un programa de televisión. Para ello, empieza todos los lunes a pensar qué material difundirá el miércoles y el viernes de cada semana.
Los vivos son la manera que encontró para reconectarse con la música, con el piano, con la guitarra y hasta con la producción musical. “Me había abandonado como artista”, reconoce. Por eso este proyecto lo ayudó a dejar de lado esos bajones anímicos que sobrevinieron durante los primeros meses del parate musical, tras la llegada de la cuarentena.
“Estaba acostumbrado a que los meses de marzo, abril y mayo eran de mucho trabajo para mi –relata-, porque participaba en eventos empresariales y esos meses son de lanzamientos de productos. En casa somos siete, tengo cinco hijos, imaginate… se habla de que recién en diciembre o en enero vamos a volver a actuar” de manera presencial. Lo dice preocupado.
La necesidad lo llevó a reinventarse. “Tengo muchas horas de material grabado sin editar”, cuenta. De ahí se vale para intercalar, entre canción y canción, algún video de chistes y público, algún stand up, o alguna actuación en teatros locales o nacionales. “Es un compromiso semanal y un laburo diario impresionante”, asegura.
Sus “Vivos desde casa” despertaron el interés de varios canales de TV que decidieron retransmitir el ciclo. También resultaron atractivos para algunas empresas de eventos, que se dedican a vender diversas animaciones virtuales, musicales o humorísticas, en reuniones o “meetings” empresarios que se realizan en diversas plataformas, un nicho que se está explotando debido a que rige el distanciamiento social.
El ciclo empezó siendo gratuito pero por sugerencia de algunos amigos, decidió colocar un link de donaciones para quienes quieran realizar algún aporte económico. El de la monetarización de su propuesta es un aspecto sobre el que va a tientas, sin saber aún cuál es la receta que permita obtener dinero a cambio de tanto trabajo.
En lo que seguro no va a tientas es en el repertorio que elige para cada emisión. No duda en ponerle el pecho a todos los géneros musicales: desde “O sole mío” en el que luce sus capacidades líricas o los clásicos de Nino Bravo, el folklore, los boleros y la música popular. “Trato de complacer a todos”, asegura Carlos García, convencido de que el enorme desafío de este momento supone no bajar los brazos.